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¿Cómo podemos tratar la displasia de cuello uterino?

Los controles rutinarios de la salud ginecológica deben sucederse de manera bastante recurrente y periódicos. Y es que, según qué pruebas se realicen, podremos observar si existe alguna anomalía en el cuerpo de la mujer, como puede ser la displasia de cuello uterino.

La displasia cervical, por supuesto no es cáncer, pero de evolucionar con el tiempo, podría llegar a serlo. Por eso los programas de cribado mediante citología y detección del virus HPV resultan tan importantes y efectivos.

De esta forma, en caso de encontrar algún tipo de anomalía, se puede ejercer un tratamiento, habitualmente sencillo y muy efectivo actuando con total prevención del cáncer de cuello uterino.

¿Cuáles son los factores de riesgo que aumentan las posibilidades de padecer de displasia de cuello uterino?

La displasia de cuello uterino siempre está provocada por la persistencia en el organismo del  Virus del Papiloma Humano. Pese a que, en la gran mayoría de las infecciones por el VPH, son absolutamente intrascendentes puesto que el sistema inmunológico es capaz de eliminarla en más del 85% de ocasiones. En las pocas mujeres donde esto no ocurre y la infección queda persistente, podría acabar desencadenándose una displasia.

Afortunadamente, cada vez somos más los profesionales de la salud que conocemos la patología relacionada con el VPH y disponemos de la última tecnología para poder solventar este tipo de anomalías, para mejorarte la calidad de tu vida y trabajar desde la empatía, como hacemos en Clínica Pedrosa.

Además del factor del Virus del Papiloma Humano, también existen otros condicionantes que podrían desembocar en una displasia de cuello uterino, tales como:

  • Inicio de relaciones sexuales a una edad demasiado temprana
  • Embarazo, o embarazos o embarazo múltiple, a temprana edad
  • Mantener relaciones sexuales sin protección con múltiples parejas
  • Propia condición de la paciente (sistema inmunológico dañado)
  • Factores ambientales

¿Qué síntomas tiene la displasia de cuello uterino?

Lo cierto es que la displasia de cuello uterino no suele presentar ningún tipo de sintomatología. Es por ello que los profesionales de la salud siempre hacemos hincapié en la importancia de la realización de pruebas diagnósticas periódicas, el llamado cribado del cáncer de cuello uterino.

¿Cómo se diagnostica la displasia de cuello uterino?

La displasia de cuello uterino se diagnostica a través de la prueba denominada citología cervical (conocida como “Papanicolaou”) que en caso de notificar alteraciones se completa con estudio del virus del papiloma (test VPH). Si finalmente fuera necesario, se debería  realizar una colposcopía –un examen microscópico del cuello del útero, vagina y vulva–, disponible en centros especializados como Clínica Pedrosa.

Incluso en algunas nuevas estrategias de detección poblacional (cribado), se recomienda empezar por la posible detección del virus HPV, sobretodo en mujeres de más de 35 años, y luego complementar con la citología y/o la biopsia, si fuera necesaria.

Gracias a la combinación de ambas pruebas, se podrá comprobar la posibilidad de la existencia de células anormales (displasia) y con la muestra obtenida mediante la colposcopia (biopsia) comprobar el grado de riesgo que pudiera haber en caso de padecer de displasia de cuello uterino y su severidad.

 

¿Qué tratamiento hay para la displasia de cuello uterino?

Por un lado, la displasia de cuello de útero se puede clasificar como CIN I, II y III. O dicho de otra forma, lesión de bajo grado (corresponde al CIN I) o lesión de alto grado (CIN II-III).

En caso de lesión de bajo grado (CIN I) –que sería la más leve–, es muy probable que la displasia se resuelva sola y solo se necesite un control médico periódico para comprobar cómo va involucionando (curación mediante la propia inmunidad de la mujer).

En cambio cuando se confirma una lesión de alto grado, (CIN II o CIN III), se deberá resolver a través de distintos tratamientos. Bien a través de una medicación para mejorar los tejidos del cuello uterino, crioterapias, laser o, más frecuentemente, a través de una pequeña intervención quirúrgica denominada conización.

La conización es una técnica quirúrgica menor que extirpa la parte afecta del cuello uterino, eliminando la displasia y facilitando un estudio anatomo-patológico completo (microscopio). Es una cirugía, que, en manos expertas, tiene poca o ninguna repercusión sobre el aparato genital y sin trascendencia sobre las posibles expectativas de maternidad.

¿Existe algún tipo de prevención para la displasia cervical?

Por supuesto y de igual manera que otro tipo de afecciones. Recordemos, que un diagnóstico de displasia cervical no es igual a que nos hayan diagnosticado un cáncer, pero si podría tratarse de una lesión precursora con los años. Se puede tanto evitar la infección, mediante vacunas, como detectar precozmente las lesiones precursoras, la displasia, y evitando que evolucione a diagnósticos más desfavorables.

Por ello es muy importante vacunarse contra el VPH, realizarse chequeos periódicos (cribado del cáncer de cuello uterino), mantener un estilo de vida saludable y practicar relaciones sexuales siempre con protección, sobretodo si no se trata de una pareja estable.

 

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